jueves, 4 de septiembre de 2014

Apostando por la ingenuidad

Tengo emociones muy viscerales. Por poner un ejemplo, he dejado de ver series por no resistir la muerte de ciertos personajes. Empatizo en exceso, aún siendo personajes de ficción. También me pasa con la vergüenza ajena. Cuando veo un personaje metiendo la pata no lo puedo resistir, incluso en comedia. A veces incluso he de cerrar los ojos y taparme los oídos.

Pero estos dos casos no me molestan. Son cosas que me parecen interesantes, rasgos de personalidad. Sin embargo hay otras cosas con las que no me siento a gusto, como es la rabia que me entra en ciertas discusiones a través de Internet. Es algo que no me gusta. A veces lo busco de manera inconsciente, pero no me siento a gusto siendo así.

Me gustaría no cabrearme tanto. No plantearme las cosas como ataques personales ni tender a interpretarlas por su lado malo. Por decirlo de otra manera, me gustaría ser una persona más ingenua. Me gusta la gente ingenua, inocente, y es un rasgo que me gustaría cultivar en mi.

Sin embargo me surgen dos preguntas ¿Se puede ganar en ingenuidad? El camino suele ser al contrario: A medida que se entiende el mundo, la ingenuidad se pierde. Y como segunda cuestión ¿Una persona más ingenua no está menos preparada para ayudar a resolver las cosas malas de este mundo? Algo tan sencillo como no desconfiar de ciertos políticos.

La primera cuestión no creo poder resolverla, pero el no saber la respuesta no significa no intentarlo. No creo que sea posible olvidar lo que ya sé sobre la sociedad, pero tampoco creo que eso me obligue a suponer siempre lo malo. Una forma de resolver esto es entender que detrás de cada comportamiento malo hay casi siempre un problema personal, y por tanto se puede tener compasión por esas personas en lugar de resentimiento.

Voy a intentar pensar bien, tomarme las cosas como si fuesen dichas sin malicia y cuando esto no sea posible intentar entender que detrás de cada mala actitud hay una persona que seguramente tenga sus problemas. Seguramente a los que me conocéis del rol o juegos os parecerá que ya actúo bastante así, pero es distinto estar entre amigos entreteniéndonos, que en otras circunstancias. Esto no significa que vaya a dejarme pisotear, tan solo evitar cabrearme y en su lugar buscar la solución que más me convenga.

La segunda cuestión tiene mayor calado: ¿Es bueno que la gente sea demasiado ingenua? Es una pregunta de difícil respuesta. Personalmente creo que muchas guerras se evitarían si la gente fuese más ingenua puesto que no se generarían escaladas armamentísticas en base a la desconfianza mutua. Pero también es posible que la alternativa fuese que uno se impusiese sobre otro sin contemplación.

Pero no hablamos aquí de toda una nación, sino de una sola persona: yo. Y por que solo yo sea ingenuo, el mundo no se resentirá. El buen trabajo que hago en otros campos lo podré seguir haciendo ya que la ingenuidad no me lo impide. Y mi papel en los problemas sociales que requieran desconfianza no es que sea relevante. ¿Conflictos entre potencias? ¿políticas económicas? ¿debates sociales? Creo que no se resolverían ni contando conmigo, ni se verán perjudicados en modo alguno por mi ausencia.

En fin, esto en realidad resuelve poca cosa, pero es el punto de partida. Y por lo que voy viendo en este blog, cada vez que te pones en marcha un cambio descubres cosas nuevas que no esperarías. Así que espero volver a escribir sobre este tema con nueva información o ideas.

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