jueves, 23 de octubre de 2014

Como una veleta

El número de aplicaciones que he empezado a desarrollar lo atestiguan: soy como una veleta. El motivo quizás sea que me muevo por emociones, aunque nunca lo haya visto así antes. Hace un par de semanas volví a hacer lo mismo. ¿Sabéis que me iba a centrar en exclusiva en hacer un juego? Bueno, pues ya no es así. El juego sigue, no os preocupéis ;), pero ahora paso a darle prioridad a una aplicación de japonés que desarrollé hace un año.

Todo comenzó por una rectificación que unos usuarios me pidieron hacer a esta app. Diciéndome cosas como "will make a lot of people happy" no me pude resistir. El caso es que tras ver muchos comentarios positivos sobre la app, cosas como "Simplemente increíble amo esta aplicación", o "La mejor app para un otaku", o "Nice we can learn easy, I like it",... bueno, digamos que yo no carezco de vanidad.

El caso es que me dio pena no estar haciendo nada por mejorar una aplicación con grandes carencias, pero por la que mucha gente mostraba interés. Más aún, me puse a soñar con la posibilidad de comenzar a comunicarme directamente con los usuarios, a través de mi avatar: Arya (que por cierto, he retocado un poco). Fantasear con la idea de que este personaje pudiese ganarse las simpatías de los usuarios, e incluso hacerse popular y ganar "fans" ;) ¿necesidad de llamar la atención, quizás?

Además de todo esto he de reconocer cierto miedo con el proyecto del juego. Había establecido márgenes de tiempo demasiado ajustados, pero sobre todo temía que me diese mucho trabajo una vez comenzase a funcionar. La cuestión es que durante varios días estuve pensando en como plantearles este cambio a mis socios. No quería parecer alguien indeciso y cambiante, que se deja llevar por las emociones del momento. Tenía argumentos racionales para el cambio: Esta es la aplicación que está dando beneficios, y se supone que con un pequeño impulso podría crecer. Hay aplicaciones por encima de ella y se ve que con subir unas pocas posiciones las descargas se multiplican.

Pero según buscaba la manera de plantear argumentos racionales me pregunté ¿por que he de hacerlo así? Si lo que me mueve en esta dirección son emociones ¿por que no ser sincero? Nos acostumbramos a ocultar la realidad por miedo a la imagen que los demás puedan tener de nosotros. Pero en este caso ¿que era lo peor que podría pasar? No me pueden echar, no pueden prescindir de mi ¿Que me dijesen que no? Bueno, como se suele decir, el "no" ya lo tenía.

Así que opté por esta vía: Expresarlo emocionalmente. Al fin y al cabo lo que siento es importante, pues el estado emocional es bueno para trabajar bien. Además, lo que sentía no era ajeno a la lógica. Quería trabajar en ello por que mucha gente lo agradecería. Y de hecho se ve en que la app genera ingresos. Pero sobre todo está la cuestión de que si a mi me están influyendo los sentimientos, no tiene sentido que lo disfrace de pensamiento objetivo.

Al final ellos lo vieron y decidieron, y a pesar de estar expresado de manera emocional me dieron el visto bueno. Y lo cierto es que no por ser el mundo empresarial tendrían por que dejarse de aplicar las mismas reglas de sinceridad. No hay razón por la que esta no sea una forma válida de hacer las cosas.

Así que aquí estoy, trabajando muy ilusionado por intentar conectar emocionalmente con los usuarios de esta app, y con curiosidad por ver que tal lo reciben y cuanto puede crecer. Y no negaré que me entusiasma la idea de presentarme como Arya. Al fin y al cabo así soy yo,  con ganas de hacer cosas que la gente agradezca, pero en cierta medida por recibir la atención de la gente y dar rienda suelta a esa parte de mi que quiere resultar adorable, al tiempo de también aportar este trabajo de manera caprichosa en función de mis emociones de cada momento.

Bueno, supongo que así es cualquier hada ¿no?

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