viernes, 25 de septiembre de 2015

Pensar bien de los demás

Me gusta pensar bien de los demás. Me hace sentir bien y me ayuda a estar mejor con la gente, pero sobre todo me gusta sentir que es parte de mi personalidad. Es una característica de mi de la que no me gustaría desprenderme, aunque me trajese problemas.

Pero no me los trae, porque no significa lo que la gente cree. En realidad trae más problemas a los demás que a mi. Puedes creer que eso me hace más manipulable, pero no es cierto. Pensar bien de los demás no significa ignorar que pueden hacer cosas malas, sino achacar eso a problemas que tienen sus razones de ser.

Por poner un ejemplo, alguna vez me han pedido dinero personas fingiendo ser sordomudas. Pensar bien para mi no es creerme que son sordomudas, sino creer que el que finjan tiene sus motivos. Es tan sencillo como achacarlo a una enfermedad o a la educación que hayan recibido. Y por supuesto nada de esto me obliga a darles dinero, porque se que no resuelve el problema.

Pero tiene un efecto secundario que si afecta a los demás y del que he tardado en darme cuenta. Esta manera de pensar significa "desconfiar" de manera constante de todo el mundo, y eso no siempre es justo. No se trata de alejarme de las personas porque desconfíe de ella. Es más bien en que no confío en que hagan las cosas bien porque para mi no es un requisito para respetarlas.

Imaginad que alguien habla mal de amigos vuestros. Para la mayoría de la gente la respuesta lógica sería "no, yo confío en esa persona, así que no voy a creer que haya hecho esto". Pero para mi es algo como: "aunque hubiese hecho esto, yo no pensaría mal de mi amigo, así que no descarto esa opción". Aunque esto sea válido en algunos casos, es injusto en otras ocasiones cuando esas personas ya han dado muestras de no ser así.

Así que en resumen, el problema es que a veces no doy a mis amigos el crédito que se merecen. A pesar de conocerlos bien y haber tenido siempre una respuesta positiva de ellos, a la hora de la verdad no los sitúo por encima del resto de la gente. Si me arriesgo más con un amigo es porque les debo más, no porque confíe más en ellos, y eso a veces también es algo triste.

Pero tengo mis motivos, aunque es un tema delicado. No es algo que me duela, pero no me gusta preocupar a los demás. Ha pasado mucho tiempo, y no quiero que la gente vea cosas que no son. Pero tampoco quiero sentir que es algo de lo que no puedo hablar.

Se trata de que yo perdí a mi madre a los 14 años. Ella tenía un problema, que hacía que no siempre actuase de la mejor manera. Aún así la quería muchísimo. Recordaba de ella momentos muy buenos, y cosas muy positivas. Ella me hizo unas tarjetas de los osos amorosos para aprender los números, y era a la persona a la que recurría cuando necesitaba contar algo, dado que sabía escuchar. Nada de lo que pudiese hacer podría oscurecer las partes buenas que tenía. Pero ella no debía de verlo así. Debió de temer el poder hacernos daño, y tomó una decisión que a sus ojos quizás parecía más correcta.

Han pasado unos veinte años desde entonces. No es algo que sufra a día de hoy, y no quisiese que nadie analizase mi vida en función de esto, ni supusiese cosas que no son ciertas. Obviamente ha debido de influirme en muchos sentidos, pero entre estos está la perspectiva de que todos los problemas son relativos. Todos sufrimos cosas en nuestras vidas y no tiene sentido comparar unas con otra, ni despreciar los sentimientos que tenemos por las cosas más sencillas que me preocupan a día de hoy.

Pero a lo que quiero llegar es que todo el mundo puede hacer cosas mal, y eso no significa que no merezcan nuestro cariño. Si alguien hace algo bien por mi, si alguien crea un recuerdo agradable conmigo, eso es más importante que cualquier otro problema que tengan. Así que si no dejo de esperar cosas malas de los demás no significa que les quiera menos, o que no valore lo bueno que tienen. Porque se que las personas no siempre pueden actuar como quisieran.

Pensar bien de los demás no es tan bueno como suena. Aunque me gusta verme como una buena persona, la realidad no es tan sencilla. Pero aunque también tiene su lado negativo, esa desconfianza que implica no hace que aprecie menos a los demás, tan solo que los sitúe a la altura de la persona a quien más quise en este mundo.

lunes, 31 de agosto de 2015

Por qué no puedo bailar

Bailar es una forma de expresarse, al menos según mi punto de vista. Igual que escribir, dibujar, reír,... Puedes disfrutarlo tú, pero también es habitual hacerlo para que los demás sepan como te sientes. Puedo estar en silencio disfrutando de una comedia, pero si la veo con alguien es probable que me ría a carcajadas.

Pero al igual que la música depende del instrumento con el que la toques, al bailar  tu propia apariencia forman parte de lo que expresas. No es cuestión de tener mejor o peor aspecto, sino de si tu apariencia expresa realmente lo que sientes o no. Y en mi caso no lo hace.

Puedo bailar, pero en cuanto me imagino bailando se que no expreso lo que deseo expresar. No es cuestión de hacerlo mejor o peor, ni de pasar vergüenza (que no tengo demasiada), sino de poder hacerlo como yo quiero.

Recuerdo un efecto curioso del que me di cuenta en la infancia. Entonces tampoco podía bailar, pero en un par de ocasiones me pude soltar bastante. En ambas coincidía que por un motivo u otro iba con un disfraz que me tapaba la cara. Creí que era vergüenza, que al taparme no me importaba "hacer el ridículo" y por ello me soltaba más. Pero lo cierto es que la gente sabía perfectamente quien era yo, y no me importaba.

Se me da bien darme "soluciones". De hecho la sociedad ya tiene una serie de respuestas predefinidas que suponen que deben resolverlo todo. Pero cuando la respuesta se equivoca no hace más que agravar el problema.

Yo siento que debería poder olvidarme de mi aspecto. Que con hacer un esfuerzo, el problema desaparecerá. Pero si eso no es cierto, solo significa que aquello que debería ser gratificante se convierte en un esfuerzo constante. A saber que no expresas lo que quieres expresar se une el esfuerzo por dejar de sentirte así y la culpabilidad por no poder librarte de ello.

El problema es que cada persona siente sus propios sentimientos. Yo no tengo manera de saber si esto lo sienten los demás. No tengo manera de saber si puedo dejar de sentirlo con tan solo esforzarme. Tampoco puedo saber si cambiando mi aspecto el problema se resolverá.

¿Y si dejamos de intentar resolver el problema? Quiero decir, de vez en cuando hay que intentarlo, pero si llevamos cada problema que tenemos como algo que necesitamos resolver, estaremos añadiendo presión a dicho problema.

Es simple: A veces podré bailar, y a veces no podré hacerlo. E incluso cuando lo haga, quizás lo haga a base de esfuerzo. Y mientras tanto quizás algún día sepa la verdad y como resolverlo, por que de todo se aprende.

domingo, 26 de julio de 2015

Fuerza y valor

A veces encuentro por Facebook cosas que me daría miedo compartir al plantearme como reaccionaría la gente. Entonces me digo que si tengo ese miedo, debería de compartirlo. Que los miedos se vencen enfrentándose a ellos. Pero el problema es que mientras decido si pesa más el miedo o el valor desaparece de mi vista la única cuestión que debería de importar: ¿quiero compartirlo realmente?

A todo el mundo nos gusta que nos elogien; y que te digan que eres fuerte y valiente son elogios. Pero creo que principalmente son rasgos de personalidad, y la verdad es que no me identifico con ellos. No es cuestión de que yo sea o no fuerte o valiente, sino que no es algo que desee ser. Y eso no quita que acepte el cumplido por que el hecho de que te elogien en si, independientemente de lo que te digan suele ser signo de afecto.

Es como con el aspecto: Si la gente dice que le gusta tu apariencia seguramente te hará sentir a gusto y te hará sentir bien, pero eso no significa que sea la que tu prefieras ni que desees mantenerla. Yo no quiero ser fuerte ni valiente, por que cuando he de tomar decisiones siento que estas características no son mías y que me hacen perder mi personalidad.

Pero son necesarias ¿no es cierto? Debes de tener el valor y la fuerza de para enfrentarte a los problemas de la vida. Debido a la ausencia de ello no me atrevo a veces a hacer las cosas más sencillas: comprar una camiseta, o un producto de belleza, o un sencillo juguete,... decir lo que pienso, o incluso acercarme a la gente. ¿Debería por tanto ser fuerte y valiente para vivir mejor?

Pues yo creo que no. Que sea una necesidad no significa que tenga que ser parte de mi. Creo que a veces usamos la fuerza y el valor como forma de ignorar las cosas que están mal. Cuando alguien no logra ciertos objetivos, o no se atreve a intentarlo, lo achacamos a que le falta carácter, voluntad o valor, y no nos paramos a mirar los problemas que ha tenido para hacerlo. De esta manera diculpamos aquellas barreras que no deberían estar ahí, poniendo el foco en la víctima.

La fuerza y el valor se han usado en la historia para forzar a la gente a muchas cosas: Para enviarla a la guerra. Para hacerles sacrificarse por el grupo, la nación, la religión. Para hacer que actúe como la sociedad espera de ella. Si no lo hace así, se les puede acusar de cobardía, o de ser débil. Como en la película de "las cuatro plumas" en la que un hombre es acusado de cobardía sin que sus razones para no ir a la guerra sean tenidas en cuenta.

Así que en mi opinión, si bien el valor y la fuerza se pueden ver en ocasiones como algo positivo, yo quiero defender también la cobardía y la debilidad, por que en un mundo ideal no deberían de ser más que diferentes formas de ser, todas ellas completamente válidas.

martes, 30 de junio de 2015

Sentimientos infantiles

Igual que creamos roles en función del sexo, creo que lo hacemos también para niños y adultos. Hay cosas que los niños deben de hacer y otras que deben de hacer los adultos. También marcamos con lo que deben de disfrutar, y lo que deben de sentir.

Es tan evidente este efecto que yo puedo decir cuando una actitud es adulta o infantil, cuando una actividad es adulta o infantil, de igual manera que puedo decir cuando un hombre es de hombre o de mujer o cuando una actividad es más común para un sexo o para otro. Y siento que esto ocurre también con los sentimientos. Identifico algunos de mis sentimientos como infantiles.

Marcarlos de esta manera implica que no me atrevo a compartirlos, e incluso que trate de negármelos o evitarlos. Cuando se tratan de sentimientos positivos como el entusiasmo ante algo o la alegría, todavía parecen que pueden ser bien aceptados. Pero cuando son negativos, como el miedo o la tristeza parece que debería de resultar fácil descartarlos, y que eso debe de ser el único final para dichos sentimientos.

Pero no se puede tener la parte buena sin tener la parte mala. No se puede disfrutar de las pequeñas cosas si no se echan de menos cuando no están, ni se puede desear algo sin al mismo tiempo temer perderlo. Si pierdo el miedo a disgustar a un amigo, entonces también perderé la alegría de verlo feliz.

Hace unos días hice un chiste. Fue un chiste sobre comerse un corderito. Y una amiga me miró y dijo algo así como "pero ¿por qué? si tu eres adorable...". Y me dolió mucho. Y se que lo dijo en broma, sin mala intención, y que no debería importarme, pero lo hizo. Y siento a veces que no debería de tener esta clase de sentimientos. Que son "infantiles". Se que no es lo que se espera de mi. Cuando ocurre siento que estoy representando un papel por que se supone que por mi edad no debería de sentirme así. O que se debe a algún trauma del pasado. Algo que a estas alturas debería de tener solucionado.

Y me gustaría decirle que lo siento, que no soy así. Que no quiero hacer chistes crueles sobre corderitos. Y que me ha dolido mucho que me mirase con esos ojos. Pero no puedo, por que se que no es lo que se espera de mi. No es esta la clase de cosas por las que la gente se disgusta. Así que cayo y me lo guardo, y de alguna manera trato de decirme que no es importante.

Yo perdí a mi madre. En teoría esa es de las cosas por las que alguien se debería de disgustar de verdad. Y seguramente se pueda asociar de alguna manera con que ahora tenga algún tipo de trauma que me haga especialmente sensible a esta clase de cosas. O que perdí parte de mi infancia y por ello soy ahora infantil. Y por ello no lo cuento. No hablo de que perdí a mi madre por que se que la gente buscará en ello una explicación a como soy. Yo también lo hago.

Pero me gustaría que pudiese ser algo independiente. Me gustaría que estos sentimientos pudiesen ser míos de verdad, y no consecuencia de mi pasado. Por que me gustan. Me gusta que me preocupen las pequeñas cosas. Me gusta disfrutar cuando me dicen que soy adorable, y disgustarme cuando me doy cuenta de que he hecho algo cruel, aunque sea poco. Se que no es lo que se espera de mi, pero es como quiero ser.

Me gusta darle importancia a las cosas que no la tienen, por que las cosas verdaderamente importantes, tanto las buenas como las malas, suceden poco en la vida. Y yo quiero sentir a diario, aunque sea infantil.

lunes, 25 de mayo de 2015

Las expectativas de la sociedad

Soy una persona que ante ciertas escenas de terror o violencia en el cine tiene que cerrar los ojos y taparse los oídos. No es un trauma, es algo de mi personalidad. No es que no disfrute la película. De hecho me gusta, aunque me gustaría más teniendo a alguien a mi lado para abrazarme en esos momentos.

Lo del coche tampoco es un trauma, no es que el accidente me vaya a impedir conducir. No quiero hacerlo por que desde siempre esa fue mi decisión, pero si alguien me lo pide lo haré y no tendré problema. Simplemente dejaré claro que no acepto que sea "para no perder la costumbre". Lo haré por que sea necesario o por que otra persona lo quiera, pero no por que yo lo necesite o deba de hacer.

Pero quería contar lo que sucedió. Para muchas personas sería solo un golpe sin importancia, que a penas les daría algo de rabia por el coste (que no pago yo). Y se que hay mucha gente que ha tenido experiencias mucho peores que estás. He aprendido a no expresar mis sentimientos cuando la sociedad no lo considera lo suficientemente importante, pero justo eso es algo que quiero rectificar, y ese es motivo suficiente para contarlo:

Fuimos a recoger otro coche, y a la vuelta conduje yo este, siguiendo al que acabábamos de recoger. No es la primera vez que lo hacemos. Siempre tengo miedo a quedarme atrás, a que alguien se meta por en medio y que se me vuelva demasiado complicado. Así que trataba de no dejar hueco. En cierto momento me di cuenta de que iba a 60 Km por hora en ciudad y reduje hasta los 50. Suelo ver esta como una velocidad segura, pero no lo fue en esta ocasión.

De repente su coche se desvió. Había una persona en silla de ruedas subiendo a un coche por el lado del conductor. No tuve ningún problema en esquivarlo, pero iba demasiado rápido, no puse el intermitente ni me aseguré de que no viniese nadie en frente. Fue una maniobra peligrosa que por fortuna salió bien. Era la primera vez que veía a una persona en silla de ruedas subiéndose a un coche por el lado de la calzada. No es que no supiese que eso era posible, pero no era consciente de la cantidad de situaciones inesperadas que se pueden dar en la carretera.

Entonces me di cuenta de que el coche al que seguía había frenado en un paso de cebra. Sentí que fallaba a la hora de pisar el freno, aunque quizás simplemente no hubiese tiempo. Quizás estuviese demasiado cerca, o fuese demasiado rápido, o me hubiese despistado demasiado con los pensamientos anteriores. Le golpeé bastante fuerte por detrás. Tanto que con la inercia superó el paso de cebra y quedó en medio de la intersección, que por fortuna no era un cruce sino tan solo una vía a la derecha sin tráfico. La cosa quedó así durante unos momentos. Suficiente tiempo como para que llegase a preocuparme el que le hubiese pasado algo, pero terminó arrancando y sin más incidentes llegamos a nuestro destino.

Cuando conduces, puedes hacer daño a otras personas, además de a ti. Yo siempre he tenido miedo a eso, aunque antes no era tan consciente del motivo por el que me desagradaba conducir. No es la primera vez que pongo en peligro a otras personas. Podéis contestarme que eso es normal y que debería de evitar preocuparme. Se que para otras personas es más fácil, pero el que para otras lo sea no significa que para todos haya de serlo.

Yo llegué a tener la obligación de defender a mi país. No llegué a ir a la mili, pero entraba en la categoría de las personas de quienes se esperaba que fuesen a la guerra en caso de necesidad, y se esperaba que fuesen capaces de sobreponerse a la sensibilidad ante el tener que hacer daño o recibirlo. Se espera eso en función del sexo con el que te perciben. Pretender que pierda mi sensibilidad a hacer daño a alguien al conducir un coche no es distinto a esto.

Agradezco que haya personas valientes, fuertes, con determinación,... decirme que yo en el fondo también soy así, que yo también tengo esa fuerza interior y esa capacidad para hacer cosas no es hacerme un favor. Es negar quien soy y mi derecho a serlo. Esas personas son geniales. Yo también por ser sensible. Todos hacemos falta, no hay por que cambiarnos.

Si alguien me pide que conduzca conduciré, no hay problema. Solo que ahora diré que no es por mi, que no necesito practicar. Llevo 10 años sin que el carnet me sea útil, y solo faltan 5 para que los coches autónomos de Google estén en marcha. No se trata de conducir o no, se trata de no hacerlo tan solo por cumplir las expectativas de la sociedad.

sábado, 23 de mayo de 2015

No quiero conducir

No es solo que no me guste conducir, es que no quiero. Esta debería de ser mi decisión, pero no es así.

La sociedad me exige diversas cosas, y entre ellas está el saber y poder conducir. ¿que ocurre si no lo hago? Se considerará un acto de egoísmo. Me libro de esa responsabilidad y evito ayudar a los demás cuando lo necesitan. Lo he oído a demasiada gente.

Hoy he tenido un accidente. Nada grave, pero el arreglo costará más de lo que pueda haber ayudado en toda mi vida poniéndome al volante. Eso me ha hecho pensar ¿Por que conduzco? ¿Es por que es necesario o es solo por que es lo que se espera de mi?

Hoy he estado llorando. Se supone que no debería de sentirme afectado por algo así. Si alguien tiene miedo a conducir, se lo lleva al psicólogo con la esperanza de que "lo arreglen". Se admite sensibilidad ante ciertas cosas, pero con unos límites. Demasiada sensibilidad es un problema, una personalidad a corregir.

No me importa llorar, me gusta. El no llorar no significa estar mejor, a veces es estar peor. Hoy lloré por que me di cuenta de muchas cosas. El coste del arreglo es significativo para mi, al no tener suficientes ingresos, ni casa propia,... no cumplo con mi deber. Por ello intento cumplirlo conduciendo, haciendo las tareas que se me piden, estando disponible,... Se que dependo de los demás, y hacer lo que me piden es lo mínimo que pueda hacer, aunque sepa que es un error.

Todo forma parte mi privilegio al identificarme como hombre. Lo siento, pero no estoy muy a gusto con el discurso de los privilegios, sobre todo cuando quien lo sostiene es un hombre en nombre del feminismo. Un hombre que seguramente no será consciente de que el ser identificado como hombre no significa ser como él. Que no tenemos los mismos miedos ni las mismas necesidades.

Cuando se me dice que tengo el privilegio de poder conducir, de poder trabajar, de que no se me trate de manera paternalista,... lo lamento, pero no lo puedo ver de la misma manera. Que te designen como hombre no significa que estés a gusto con todo esto. Quien si lo está no se dará cuenta que es una obligación.

Al menos esta tarde he podido arreglar el ordenador de mi padre. Ahí si que cumplo el estereotipo.

domingo, 12 de abril de 2015

Otras facetas del rol


El rol es ante todo entretenimiento, pero solo con esto no sería más que otra forma de pasar el tiempo ¿por qué a algunas personas nos entusiasma tanto?

Para mi hay otras facetas que suponen un aliciente: tiene algo de arte, de cultura, de educación, de forma de expresión,... Tomando en cuenta todas estas características, siempre hay espacio para meter más profundidad a esta afición.

Personalmente me gustaría transmitir estas otras facetas del rol a gente ajena a esta afición. Con cuidado de no perder la parte de entretenimiento, pero buscando mostrar una imagen distinta a la que mucha gente está acostumbrada. Aquí dejo algunas de estas ideas:

El rol como arte

Ante todo, el rol cuenta una historia. Hay un trasfondo y unos personajes que influyen en el desarrollo de la trama. Esta forma de creación colaborativa puede dar lugar a resultados más variados que si lo pensase una sola persona.

Además de esto algunas personas en sus partidas incorporan elementos de atrezo, dibujos, figuras, música,...

Creo que se podría contactar con escuelas o grupos con esta clase de aficiones y desarrollar alguna actividad en común ¿Y que tal proponer una actividad de rol a un taller de escritura creativa? ¿O formular una partida que cuente con algún tipo de interpretación musical?

El rol como medio de desarrollar empatía

Al jugar al rol nos ponemos en la piel de otros personajes. Esto nos permite conocer sus problemas y compartir sus dificultades. Lo cierto es que no siempre se toma en serio, pero con un poco de esfuerzo podría convertirse en una herramienta para aprender a empatizar y ser más tolerantes.

Se podría contactar con asociaciones de personas discapacitadas, de minorías discriminadas que busquen dar a conocer sus problemas. Aunque de por si el rol no sea una afición muy popular, el publicar algo en este sentido podría resultar interesante en un ámbito mayor y dar a conocer sus problemas.

El rol como herramienta educativa

Muchos directores de juegos de rol se documenta para preparar campañas más interesantes. Cuando lo haces puedes descubrir muchas cosas sobre historia, la cultura de otros pueblos o conceptos científicos. Todo esto se va a ver reflejado en la partida, beneficiando también a los jugadores.

Conozco al menos una asociación que difunde la cultura asiática, y supongo que habrá otras con diferentes intereses. O quizás gente con conocimientos de historia que nunca se hayan planteado jugar al rol pero que puedan desarrollar trasfondos muy ricos e interesantes. Sinceramente, me gustaría probar a jugar algo basado en estas ideas.

El rol como forma de expresión

Por último, el rol nos permite expresarnos con gran libertad, por que permite expresar incluso ideas que diferentes a las nuestras a través de un personaje que no somos nosotros. No es solo cuestión de poder mostrar otra faceta, sino también de conocer las de los demás. Jugar al rol permite conocer otras cosas de la gente.

¿Que te apetece jugar? ¿Que clase de situaciones, que personajes? Esta es una buena pregunta que se le podría hacer a cualquier persona, independientemente de que le guste o no le guste el rol. Aunque se que puedo disfrutar de muchas ambientaciones con mucha gente, siempre habrá alguna de las que me gusten para la que sea difícil encontrar otras personas interesadas.

¿Por que no empezar por preguntar? Antes de ofrecerles venir a jugar al rol, preguntemos que personajes les gustaría interpretar, y que aventuras les gustaría vivir. Quizás así se ilusionen incluso antes de empezar. Y puede que encontremos compañeros para jugar a cosas que no habíamos pensado.

En resumen

No estoy proponiendo nada concreto. Algunas de las cosas que arriba comento pueden ser complicadas de organizar. Pero quizás se pudiese comenzar por mirar a quienes tenemos a nuestro alrededor, que conocen y que intereses tienen. Y a continuación ver si alguna de estas ideas les encajarían e ir comentando. Sin prisa y sin compromisos, pero quizás se abra camino a realizar alguna actividad interesante.

El rol es mucho más que un juego: es comunicación. Y en este aspecto mucha gente podría usarlo con diversos fines. Eso si, sin olvidar en ningún momento que ante todo el rol debe de ser entretenido.

sábado, 21 de marzo de 2015

Biología que falta en las escuelas

Hasta hace relativamente poco, suponía que los tratamientos para la reasignación se sexo consistían simplemente en cirugía. No se de donde me vino esta idea, pero tengo la impresión de que está bastante extendida. En general opino que sabemos bastante poco sobre hormonas y como estas nos afectan o podrían afectarnos. Permitidme una pregunta ¿Cuanto sabéis a cerca de esto? ¿Cuando lo escuchasteis por primera vez?

Supongo que simplemente no somos conscientes de como funciona el cuerpo humano. Que en realidad la diferencia entre hombres y mujeres es más real que biológica. Sinceramente, me fascina el efecto que las hormonas pueden tener sobre el cuerpo. No hablamos de algo completamente ajeno a nuestra biología, sino de unos mecanismos que todos tenemos, y que simplemente producen un resultado u otro dependiendo de la señal (hormona) que usemos:



La cuestión es que al final hombres y mujeres no somos potencialmente tan diferentes. Nuestros cuerpos están preparados para adquirir rasgos tanto femeninos como masculinos. Los cambios que se pueden conseguir (según la terapia) incluyen:

  • Desarrollo del vello facial o disminución de este
  • Aumento o reducción del vello en el resto del cuerpo
  • Aumento o reducción de la masa muscular
  • Incremento o reducción del acné, sudor y olor corporal
  • Piel más gruesa o más fina
  • Redistribución de la grasa corporal según los patrones femenino o masculino
  • Aumento o reducción del líbido y cambios en la respuesta emocional
  • Desarrollo de pechos o ligera reducción de estos
  • Masculinización de la voz

Al final hablamos de una capacidad que tienen nuestros cuerpos. Es cierto que es algo que para la mayoría de la gente no tiene utilidad, y nunca se va a someter a un tratamiento hormonal, pero aún así no deja de sorprenderme que desconozcamos todo esto.

Supongo que antes tenía sentido que se insistiese en mantener un modelo biológico que coincidiese con la imagen cultural imperante de una diferenciación absoluta entre lo que es un hombre y una mujer, olvidando explicar la intersexualidad, las variaciones hormonales en el desarrollo, los efectos de las hormonas en adultos, las otras posibles configuraciones cromosómicas y otros casos especiales,...

Solo espero que esto se haya corregido a día de hoy, o que se esté en proceso de corregir, pues entender la verdad sobre nuestra naturaleza podría ayudarnos a resolver muchos de los problemas sociales que sufrimos por simple ignorancia.

sábado, 14 de febrero de 2015

Patillas de paisano

Llevo tiempo acumulando artículos pendientes de escribir debido a que en estos días tengo otras prioridades. Pero supongo que necesito contar esto.

Para quienes no sean de Asturias, aquí paisano viene a ser sinónimo de hombre. Probablemente superlativo incluso. "Es un paisano" sería como decir "es todo un hombre". El caso es que esta mañana me corté el pelo, y al terminar el peluquero (un chico joven), me dijo algo así como "...así te quedan unas patillas de paisano".

No suelo plantear demasiados requisitos a la hora de cortarme el pelo. Por un lado por que nunca lo he hecho, y no se lo que quiero, y también por que no tengo ni el tiempo ni el dinero para preocuparme demasiado de mi aspecto. Además, no me gusta decirles a otros como hacer su trabajo y mucho menos el criticar su trabajo una vez han terminado. Y realmente no sabría decir si podría estar más a gusto con otra cosa o si puede haber un estilo que me guste más, así que no estoy criticando el resultado. Pero lo que si se es que en ningún momento quise que tuviese nada que ver con un "paisano", por que no me identifico como tal.

Quizás el pelo no sea importante, pero es un símbolo  de otras cosas de mi vida. Llevo toda mi vida cortándome el pelo de la misma manera. como se supone que debo hacerlo, sin cuestionarme nada. Siempre me han dicho que lo que importa no es lo exterior, así que no debo de dar importancia al aspecto. Pero basta con esperar demasiado para ir a cortarlo, para que algunas personas me indiquen que estoy haciendo mal. Ayer mismo mi padre "bromeó" con que debería dejar coleta como Pablo Iglesias. Días atrás era que si lo tenía muy revuelto, o que si lo tenía todo en punta tras ducharme,... En realidad el mensaje era otro: me disgusta y debes de ir a cortarlo.

Ya me pasó lo mismo la vez anterior. En esa ocasión contó con la colaboración de mi hermana. Volvieron ambos y lo primero que me dice ella es "pues si que lo tienes muy largo, si". No hay que ser adivino para saber que hablaron del tema, así que no se requiere gran empatía que para mi padre era algo digno de mención, y no por lo positivo que le resultaba. Al día siguiente mi padre me preguntó si es que no tenía dinero para cortarlo. Supongo que todo eso me presiona.

Sin embargo la vez anterior hice algo distinto, fui al peluquero con una foto de algo que me gustaría:


No se que tal me quedó, pero al menos se hizo una idea de lo que buscaba, y me alegré de ver algo distinto al final. Sin embargo o no pillo la indirecta, o no se acordaba ya para esta vez, por que lo de las "patillas de paisano" desde luego, no encajan en mi estilo.

Había preguntado en Internet y me dijeron que este era un poco un corte estilo "pixie". Obviamente el nombre me hizo cierta gracia (pixie es hada en inglés). El peluquero hizo algún comentario al respecto de lo que podría hacer pero no mencionó este nombre. Quizás no lo conociese, o no quisiese llamarlo así. Al final, en el letrero de fuera lo indica claramente: es una peluquería "de caballeros", y supongo que eso significa que no pueden hacer cualquier tipo de peinados, solo aquellos "de caballeros" ¿no?

Es un buen chico, una persona respetuosa. Y hablando vi que no voy a tener ningún problema con él. Pero la cuestión no es si podría pedirle más claramente lo que quiero, que tampoco se si cualquier peluquero tiene experiencia con cualquier cosa, y no quiero causar molestias (sobre todo cuando ni yo se lo que preferiría en mi). Me es igual si al final tengo un peinado u otro, eso no me importa tanto. Lo que me importa es tener que explicitarlo para que no se den por hecho cosas sobre mi. Lo que me importa es que la gente me ve ya como algo que no soy. Que la gente "sepa" cuando he de cortarme el pelo y que me satisface el escuchar que soy un "paisano".

Y esto que por ahora solo es el pelo...

lunes, 12 de enero de 2015

La chaqueta nueva

El viernes pasado me llegó una chaqueta que pedí por Internet. Está basado en uno de los personajes del juego Mass Effect, concretamente en Tali, que es mi preferida. Ahora mismo la tengo puesta y es muy calentita, y muy agradable al tacto. La verdad es que descubrí hace días que si bien no me interesa el sexo, si disfruto mucho de lo sensual, entendido como lo relativo a los sentidos: tacto, vista, olfato,... pero eso ya es tema para otro artículo.


En realidad es una chaqueta de chica, lo cual supongo que es parte de su encanto. Hace tiempo una persona me dijo que idealizaba a las mujeres. No es eso exactamente, pero si que aprecio muchas cosas que no me he permitido por ser hombre. La idea de que sea "de mujer", no me desagrada en absoluto. Más bien al contrario.

El caso es que quiero que mis amigos me vean con ella. Si he de decir la verdad, no se por que. Quizás por que es algo mío, que me define. Algo con lo que me siento a gusto. En realidad no importa, la cuestión es que me ilusiona.

Es una bobada ¿No es cierto? Si. Si que lo es. No quiero negarlo: es una tontería. Y me hace muy feliz que lo sea. Me he acostumbrado a que todas las cosas tengan que tener un sentido, un propósito, que las cosas deban de ser importantes.

Eso es simplemente absurdo. Si me siento así de feliz con tan poca cosa ¿por que no disfrutarlo? Ojalá todo fuese tan sencillo ¿Por que hemos de renunciar a la felicidad tan solo por no entender el motivo?

viernes, 2 de enero de 2015

La misma inteligencia

Por simple observación parecería que hay personas más inteligentes que otras, pero en realidad no sabemos si las diferencias ya existen al nacer o se deben a la experiencia adquirida. No hay duda de que la experiencia y educación importan, así que ¿por qué limitarnos?

Es decir, creo que todos somos capaces de todo, y que por tanto todos somos igual de inteligentes. La verdad es que todo lo que sé apunta en esta dirección, pero no es el tema del artículo el discutirlo. Lo que voy a tratar es la incongruencia de que aún pensando esto, siga enorgulleciéndome de destacar intelectualmente.

Supongo que es algo heredado de la escuela. Cada uno logra su propia autoestima en base a aquello que mejor se le da, y en mi caso no era ni la actividad física ni la social. El caso es que siento orgullo cuando alguien me elogia por resolver un acertijo o problema. Inconscientemente busco ese elogio, pero esto es algo que no me gusta de mi.

No me importa sentir orgullo por resolver un problema útil, o por habilidades que he escogido desarrollar de forma consciente, como es mi experiencia con el e-learning. Pero no me gusta "hacerme el listo" aunque en ocasiones tiendo a ello inconscientemente. Cuando me ocurre y me doy cuenta, siento una gran vergüenza,ya que mi filosofía no va en ese sentido.

El problema es que hace poco me di cuenta de que este sentimiento me afectaba más de lo que esperaba. Fue en una partida de rol, en la que se propuso la resolución de un "puzzle" para abrir una puerta. Mi primer instinto fue el querer hacerlo, pero como me di cuenta de que lo quería para "mostrar lo listo que soy" enseguida lo reprimí.

Durante todo el rato en el que otra persona estuvo resolviéndolo yo no paraba de sentir curiosidad sobre como era, en lugar de centrarme en la "batalla" que los demás estábamos librando. Así que creo que este tipo de actividades también me gustan y no debería de avergonzarme tanto por querer hacerlo.

También desde el punto de vista puramente narrativo era lógico que mi personaje fuese el que se encargase de dicha tarea, así que desvirtué la interpretación lógica de la partida en base tan solo a unos prejuicios personales sobre lo que debería o no sentir en estos casos.

Pero viendo el lado positivo, he descubierto algo sobre mi de lo que no era consciente. Curiosamente esto es algo que vi este mismo año en un capítulo de My Little Pony y que comenté en otro artículo. Me sorprende un poco que un sencillo mensaje de unos dibujos animados se pueda aplicar a mi con tanta precisión a estas alturas. Y también de que a pesar de identificarme con el personaje no fuese capaz de ver este problema para evitarlo en la partida.

En fin, lo positivo es que a partir de ahora puedo prestar más atención y fijarme si esto me ocurre en más ocasiones, en circunstancias en donde por ser algo más sutil puede que no me diese cuenta.