lunes, 31 de agosto de 2015

Por qué no puedo bailar

Bailar es una forma de expresarse, al menos según mi punto de vista. Igual que escribir, dibujar, reír,... Puedes disfrutarlo tú, pero también es habitual hacerlo para que los demás sepan como te sientes. Puedo estar en silencio disfrutando de una comedia, pero si la veo con alguien es probable que me ría a carcajadas.

Pero al igual que la música depende del instrumento con el que la toques, al bailar  tu propia apariencia forman parte de lo que expresas. No es cuestión de tener mejor o peor aspecto, sino de si tu apariencia expresa realmente lo que sientes o no. Y en mi caso no lo hace.

Puedo bailar, pero en cuanto me imagino bailando se que no expreso lo que deseo expresar. No es cuestión de hacerlo mejor o peor, ni de pasar vergüenza (que no tengo demasiada), sino de poder hacerlo como yo quiero.

Recuerdo un efecto curioso del que me di cuenta en la infancia. Entonces tampoco podía bailar, pero en un par de ocasiones me pude soltar bastante. En ambas coincidía que por un motivo u otro iba con un disfraz que me tapaba la cara. Creí que era vergüenza, que al taparme no me importaba "hacer el ridículo" y por ello me soltaba más. Pero lo cierto es que la gente sabía perfectamente quien era yo, y no me importaba.

Se me da bien darme "soluciones". De hecho la sociedad ya tiene una serie de respuestas predefinidas que suponen que deben resolverlo todo. Pero cuando la respuesta se equivoca no hace más que agravar el problema.

Yo siento que debería poder olvidarme de mi aspecto. Que con hacer un esfuerzo, el problema desaparecerá. Pero si eso no es cierto, solo significa que aquello que debería ser gratificante se convierte en un esfuerzo constante. A saber que no expresas lo que quieres expresar se une el esfuerzo por dejar de sentirte así y la culpabilidad por no poder librarte de ello.

El problema es que cada persona siente sus propios sentimientos. Yo no tengo manera de saber si esto lo sienten los demás. No tengo manera de saber si puedo dejar de sentirlo con tan solo esforzarme. Tampoco puedo saber si cambiando mi aspecto el problema se resolverá.

¿Y si dejamos de intentar resolver el problema? Quiero decir, de vez en cuando hay que intentarlo, pero si llevamos cada problema que tenemos como algo que necesitamos resolver, estaremos añadiendo presión a dicho problema.

Es simple: A veces podré bailar, y a veces no podré hacerlo. E incluso cuando lo haga, quizás lo haga a base de esfuerzo. Y mientras tanto quizás algún día sepa la verdad y como resolverlo, por que de todo se aprende.