viernes, 25 de septiembre de 2015

Pensar bien de los demás

Me gusta pensar bien de los demás. Me hace sentir bien y me ayuda a estar mejor con la gente, pero sobre todo me gusta sentir que es parte de mi personalidad. Es una característica de mi de la que no me gustaría desprenderme, aunque me trajese problemas.

Pero no me los trae, porque no significa lo que la gente cree. En realidad trae más problemas a los demás que a mi. Puedes creer que eso me hace más manipulable, pero no es cierto. Pensar bien de los demás no significa ignorar que pueden hacer cosas malas, sino achacar eso a problemas que tienen sus razones de ser.

Por poner un ejemplo, alguna vez me han pedido dinero personas fingiendo ser sordomudas. Pensar bien para mi no es creerme que son sordomudas, sino creer que el que finjan tiene sus motivos. Es tan sencillo como achacarlo a una enfermedad o a la educación que hayan recibido. Y por supuesto nada de esto me obliga a darles dinero, porque se que no resuelve el problema.

Pero tiene un efecto secundario que si afecta a los demás y del que he tardado en darme cuenta. Esta manera de pensar significa "desconfiar" de manera constante de todo el mundo, y eso no siempre es justo. No se trata de alejarme de las personas porque desconfíe de ella. Es más bien en que no confío en que hagan las cosas bien porque para mi no es un requisito para respetarlas.

Imaginad que alguien habla mal de amigos vuestros. Para la mayoría de la gente la respuesta lógica sería "no, yo confío en esa persona, así que no voy a creer que haya hecho esto". Pero para mi es algo como: "aunque hubiese hecho esto, yo no pensaría mal de mi amigo, así que no descarto esa opción". Aunque esto sea válido en algunos casos, es injusto en otras ocasiones cuando esas personas ya han dado muestras de no ser así.

Así que en resumen, el problema es que a veces no doy a mis amigos el crédito que se merecen. A pesar de conocerlos bien y haber tenido siempre una respuesta positiva de ellos, a la hora de la verdad no los sitúo por encima del resto de la gente. Si me arriesgo más con un amigo es porque les debo más, no porque confíe más en ellos, y eso a veces también es algo triste.

Pero tengo mis motivos, aunque es un tema delicado. No es algo que me duela, pero no me gusta preocupar a los demás. Ha pasado mucho tiempo, y no quiero que la gente vea cosas que no son. Pero tampoco quiero sentir que es algo de lo que no puedo hablar.

Se trata de que yo perdí a mi madre a los 14 años. Ella tenía un problema, que hacía que no siempre actuase de la mejor manera. Aún así la quería muchísimo. Recordaba de ella momentos muy buenos, y cosas muy positivas. Ella me hizo unas tarjetas de los osos amorosos para aprender los números, y era a la persona a la que recurría cuando necesitaba contar algo, dado que sabía escuchar. Nada de lo que pudiese hacer podría oscurecer las partes buenas que tenía. Pero ella no debía de verlo así. Debió de temer el poder hacernos daño, y tomó una decisión que a sus ojos quizás parecía más correcta.

Han pasado unos veinte años desde entonces. No es algo que sufra a día de hoy, y no quisiese que nadie analizase mi vida en función de esto, ni supusiese cosas que no son ciertas. Obviamente ha debido de influirme en muchos sentidos, pero entre estos está la perspectiva de que todos los problemas son relativos. Todos sufrimos cosas en nuestras vidas y no tiene sentido comparar unas con otra, ni despreciar los sentimientos que tenemos por las cosas más sencillas que me preocupan a día de hoy.

Pero a lo que quiero llegar es que todo el mundo puede hacer cosas mal, y eso no significa que no merezcan nuestro cariño. Si alguien hace algo bien por mi, si alguien crea un recuerdo agradable conmigo, eso es más importante que cualquier otro problema que tengan. Así que si no dejo de esperar cosas malas de los demás no significa que les quiera menos, o que no valore lo bueno que tienen. Porque se que las personas no siempre pueden actuar como quisieran.

Pensar bien de los demás no es tan bueno como suena. Aunque me gusta verme como una buena persona, la realidad no es tan sencilla. Pero aunque también tiene su lado negativo, esa desconfianza que implica no hace que aprecie menos a los demás, tan solo que los sitúe a la altura de la persona a quien más quise en este mundo.

3 comentarios:

  1. Que asco das, hijo de la gran puta, además de ser un tio, porque por mucho que lo niegues, lo eres y lo serás hasta que mueras, tu sueño de ser una mujer jamás se hará realidad, a lo máximo que puedes aspirar es a que la gente te siga el rollo, como a un puto enfermo mental, que es lo que eres,y das mucho mucho asco, tanto de cara, como de cuerpo, mejor suicidate, eres un ser repugnante, y realmente enfermo, estúpido e incapaz de ver la realidad como es, eres un mierda acéptalo; y por cierto, de misógino no tengo nada, quiero a un montón de mujeres, tengo a mujeres en mi vida xD que te den, maricón, asqueroso de mierda

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  2. Vos si q das asco nene todo ese odio q tenes a los trans es tan repugnante. Deberías ir al psicólogo.

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